Cómo conducir con... NIEBLA.
Reducir la velocidad. La mejor manera de conocer si lllevamos la velocidad adecuada es sentirse seguro al volante y con capacidad de reacción ante un imprevisto.
Aumentar la distancia de seguridad. De esta manera, tendremos mayor capacidad de reacción ante frenazos de los vehículos que nos preceden.
Tener en cuenta la humedad. La humedad en la niebla provoca que la frenada se alargue y el coche no responda como lo hace habitualmente en las curvas.
Encender las luces antiniebla delanteras y el piloto trasero de niebla (cuando esta sea espesa). El piloto trasero NO se pone con lluvia y hay que desconectarlo en cuanto termina la niebla, al igual que las antiniebla delanteras.
NUNCA poner las luces largas. Es contraproducente, pues la luz larga rebota en el banco de niebla y deslumbra.
Tomar como referencia las marcas viales del suelo para seguir la ruta. Esto nos ayudará a llevar el coche bien centrado en el carril.
NO detenerse en el arcén. Lo recomendable es, ante una emergencia como un pinchazo, seguir rodando hasta una salida o área de servicio. Si no es posible, se debe salir del vehículo, señalizar la detención correctamente y situarse al otro lado del guardarraíl.
FUENTE: Tráfico y Seguridad Vial
